miércoles, noviembre 22, 2006

Rab Dr. Iosef Oppenheimer

Nació el 19 de Tevet de 5671 (18 de enero de 1911), en Frankfurt am Main, donde su padre, Leopoldo Oppenheimer tomaba gran intervención en la vida comunitaria judía y estaba a la cabeza del agrupamiento regional de la Agudat Israel, cuyo delegado fue en las dos primeras Knesiot Guedolot en Viena.
Fue durante 9 años alumno del S.R. Hirsch Realschule de la congregación ortodoxa “Israelitische Religionsgesellschaft”. Al concluir sus estudios en aquel colegio, prosiguió en la Ieshivá dirigida por el Rabino Iosef Breuer sz”l, estudiando simultáneamente Filosofía e Historia en la universidad. Continuó sus estudios en las universidades de Heidelberg y Berlín. En esta última ciudad, fue alumno del Rabino Dr. Iosef Wohlgemuth y del Rabino Dr. Moisés Auerbach. Desde 1932 estudió sucesivamente en las Ieshivot lituanas de Telshe, Kelme, Kamienice-Litewski (Polonia) donde recibió su Smijá del Rabino Baruj Dov (Ber) Leibowitz y de otros famosas autoridades rabínicas.
En 1938 se dirigió a Zürich para finalizar sus estudios seculares en la Universidad, pero debió permanecer varios años en un campo de trabajo forzado creado para refugiados judíos en Suiza.
En 1944 se casó con Margarita Cahn (de la familia del Rabino de Fulda Dr. Miguel Cahn) quien le dio 4 hijos y 2 hijas.
En Zürich actuó como presidente del grupo regional de Agudat Israel y ocupó el cargo de Rabino de la “Israelitisehe Religionsgeseilschaft” de Basilea interinamente.
En 1949 recibió el título de Dr. en Filosofía, en la universidad de Zürich por una tesis de doctorado sobre “Nicolai Hartmann y la lógica matemática”. En aquel año pasó a ser Rabino de la congregación “Nederlands lsraelietische Hoofd-Synagoge” de Amsterdam.
En 1953 fue llamado a tomar el cargo de Rabino de la congregación “Ajdut Israel” (Concordia Israelita) de Buenos Aires como sucesor del Rabino Dr. Hermann Klein sz”l quien ya estaba muy anciano y no podía ejercer más en aquel cargo. En este puesto permaneció hasta sus últimos días.
Durante su ejercicio, y con mucha dedicación personal, se creó la escuela integral R. Iosef Caro, en la que trató de reproducir lo que había sido el ideal de R. Sh.R. Hirsch de una escuela en la que se dictan las materias seculares de acuerdo al ideario de la Torá.
Simultáneamente y con ayuda de colegas de Poalei Agudat Israel, fundó el colegio “Jazón Ish”, y más tarde el primer Seminario de Maestras “Beit Iaacov”, de cuya dirección se hizo cargo sin cobrar honorarios durante muchos años. Cuando se fusionó esta escuela con la escuela Heijal haTorá, este seminario pasó a formar parte de esta última escuela, y así quedó hasta hoy.
En enero le 1981 realizó su último viaje a Israel, a cuyo regreso continuó con sus actividades como Rabino de nuestra congregación. La muerte lo sorprendió en plena labor.
En el año 1971 editó una obra sobre “Ma’aser”. Realizó un amplio trabajo sobre Control de la Natalidad y sobre Casamientos Mixtos. Estos tres temas aparecen por primera vez en idioma castellano en el libro “Orientaciones”. En 1975 publicó “Veikaré Shmó Beisrael” en idioma hebreo. Publicó muchos trabajos en diferentes revistas como por ejemplo en la revista mensual “Hamaor”. Después de fallecido, se publicó su obra sobre aspectos halájicos de la medicina (en hebreo) bajo el título “Rofé Israel”.
El día de Taanit Esther, 13 de Adar Sheini 5741, la Comunidad Judeo-Argentina y en particular nuestra Asociación religiosa Ajdut-Israel, se vio conmovida ante la irreparable y sensible pérdida, tan inesperada, de uno de sus principales guías espirituales de reconocido renombre en todos los ambientes y respetado por igual entre religiosos y no religiosos: el Rabino Dr. Iosef Oppenheimer, de bendita memoria. Estudió durante largos años en diversas Ieshivot de Europa, donde adquirió vastos conocimientos en Torá, Talmud y demás materias judaicas, hasta recibir la S’mijá de sus maestros como Autoridad Rabínica.
Se instruyó además, como muchos de nuestros grandes sabios, en diversas materias seculares, como ser: filosofía, medicina, astronomía, etc., con el objeto de acercar hacia el cumplimiento de las Mitzvot a la intelectualidad judía. Fue una de las pocas personalidades rabínicas de nuestros días y la única en nuestro medio que reunía dichos conocimientos.
En la vida cotidiana, guiado siempre por las leyes de la Torá, se cuidó de cumplir minuciosamente cada precepto, caracterizándose por su gran rectitud y aprehensión a la verdad, la equidad y la justicia. Tenía especial cuidado de no hablar nunca mal de sus semejantes (Lashón Hará), ni permitir que otros lo hicieran en su presencia.
Siguiendo las enseñanzas del Musar, forjó su propia personalidad, extremadamente modesto y temeroso de D’s. Tal era su sencillez que prefería menoscabar su persona, si con ello contribuía para el bien de sus semejantes y evitar el menor enfrentamiento entre personas. Atendía con suma atención, delicadeza y humildad cualquier problema que se le consultara sin jamás hacer distinción entre las personas. Tenía pues, una personalidad sensible a lo ajeno, de noble pensamiento y humilde corazón La finalidad de su vida era servir al Eterno y a su pueblo, denominándose a sí mismo: “un servidor de los servidores de D’s” - Eved L’Avdei Hashem.
Dedicó días y noches a escribir libros cuyo único propósito era esclarecer a sus hermanos los valores judaicos, a fin de acercarlos a nuestro acervo espiritual y al cumplimiento de los sagrados preceptos de nuestra Torá, para lo cual también fundó el seminario para maestras Beit Iaacov.
Los años posteriores al holocausto se caracterizaron por un profundo dolor por las pérdidas a nivel humano, y por la humillación que habíamos sufrido todos los judíos como nación. La gente esperaba utópicamente algo nuevo que se diferenciara de lo “viejo” que simbolizaba la persecución y el sufrimiento. Había en aquel momento una creencia desmedida en que el flamante y moderno Estado de Israel, crearía aquel nuevo judío orgulloso y luchador que ya no se dejaría despreciar - como se interpretaba por los acontecimientos del viejo mundo. Al mismo tiempo, y a nivel local, debido a la ignorancia de la gente del significado verdadero de ser judío (los judíos que habían llegado a comienzos del siglo concurrían a sinagogas de estructura “ortodoxa”, pero muy influenciados por los dogmas “mesiánicos” del socialismo), avanzaba la inclinación a “reformar” el judaísmo reforzando la noción que lo antiguo era desechable y convirtiéndose en un polo de atracción para la juventud desorientada. Eran épocas muy críticas y pocas comunidades se mantenían fieles a la ley. La presión interna por modificar ciertas pautas del rito de la Tefilá, a fin de permitir una apariencia más “acorde a los tiempos”, también afloraba aun entre quienes apoyaban aquella fidelidad.
Lejos de dedicarse a despreciar públicamente a estos judíos descarriados (lo cual no hubiese tenido ningún resultado útil), redobló sus esfuerzos activos para sentar las bases de lo que sería la reconstrucción del pueblo mediante la enseñanza de la Torá. Desde el momento en que llegó al país, se unió a quienes tenían aquella misma preocupación - fuesen rabinos de otras comunidades o gente común - para revitalizar el cumplimiento de las Mitzvot.
Después de mucha dedicación, vio realizado su sueño, de inaugurar los cuatro modernos Mikvaot de nuestra Asociación, con el único y noble propósito de fomentar el cumplimiento de las leyes de la pureza del hogar judío. A fin de ayudar a la gente a sortear los habituales prejuicios muy comunes en aquella época en contra de este precepto tan vital, introdujo en ella todos los detalles de higiene y confort que se podía imaginar en aquel momento.
Tal era su humildad, que cuando después de 10 años de mucho esfuerzo se inauguró la Mikvé, preparó la placa de bronce en la entrada mencionando - aparte de los donantes - que su predecesor Rav Klein sz”l había sido el propulsor de la idea de construir ese sitio, omitiendo su propia intervención. Solamente después de ser presionado por las autoridades del Bet HaKneset, incluyó su nombre en aquella placa.
Su preocupación por todo lo espiritual, no sólo consistía en la práctica de los valores éticos morales y religiosos de nuestra Torá, sino que procuraba poner al alcance de cada uno el medio para cumplirlos, de allí su inquietud por elaborar productos Casher y el esfuerzo personal de confeccionar año tras año una lista con todos los productos alimenticios, que las distintas fábricas producen en nuestro medio, esclareciendo así cuales son aptos de con sumo y cuales no están permitidos según la Halajá; y todo ello no obstante el sacrificio personal que le ocasionaba el traslado a los distintos lugares, aun en momentos en que su estado de salud era precario.
Si bien podía haberse trasladado a los distintos sitios en donde estaban las plantas de elaboración con un automóvil rentado, no aceptaba desembolsar dinero - aunque fueran tan solo pequeños montos - del erario comunitario, pudiéndose realizar esos viajes de manera más económica (colectivo + tren + sulki…).
Las obras que ha construido durante su vida continúan y siguen dando los frutos deseados; a través de ellas nuestro abnegado Maestro y Rabino sigue sirviendo al Creador y a su Comunidad aún después de haber dejado este mundo. Su ejemplo, sus enseñanzas y su espíritu siguen junto a nosotros.
La Mishná, en el tratado de Sotá, folio 47, expresa que a partir de la muerte de Iosi hijo de Ioezer, hombre de Tzeredá, y Iosi hijo de Iehudá, hombre de Ierushalaim, se anularon los Ashcolot, cuyo significado según el Talmud, es el individuo que reúne todas las cualidades y virtudes que coronan al ser humano y que al decir de Rashi son tales como: La sabiduría de la Torá, temeroso de D”s y misericordioso con sus semejantes; cualidades estas que sin duda alguna coronaban la excelsa y conspicua figura de nuestro venerado e inolvidable Maestro y Rabino sz”l.
(Estos escritos forman parte de la introducción del libro “Orientaciones” que se comenzó a editar en honor a los 25 años de ejercicio del Rav, pero terminó por publicarse en su recuerdo después de fallecer.)

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